Deslizándose muy suavemente recorre
mi piel dejándola humedecida como señal de su presencia. No la he llamado, no
pedí su compañía, pero allí se encuentra ella, atormentándome con su delicadeza
y suavidad. No viene sola, tras ella viene otra, y otra y otra… Parecen no
acabar. Su compañía me avergüenza, me avergüenza tanto que decido encerrarme y
no salir. No quiero que vean lo que ellas han causado en mí, los ojos y
mejillas sonrojados. Puedo notar su sabor, su dulce pero a la vez amargo sabor.
Quiero que se acabe, que se vayan y que se lleven consigo la agonía y el dolor.
+ ¿Te encuentras bien?
Un susurro, un susurro procedente
de una fina voz. Alzo la cabeza y veo fijamente la puerta cerrada con llave de
mi habitación. Algo me oprime el pecho pero esta vez no es dolor, no, no lo es.
Es otro sentimiento, algo parecido a la felicidad pero que no llega a tal
extremo. ¿Intriga? ¿Ilusión? Si, puede ser.
+Quiero verte
Más compañía. La que tenía ahora
era malvada, dolorosa. ¿Me arriesgaría a seguir sufriendo? Los minutos
transcurren, la voz tras la puerta no se apaga mas tampoco se impone. Estoy
dudosa. Quiero volver a sonreír, pero para eso debo perdonar. ¿Podría hacerlo?
¿Podría llegar a perdonar?
+Por favor.
Una gota de sudor recorre mi mejilla y se lleva el rastro de una lágrima. Me levanto lentamente, muy lentamente
recapacitando. ¿Estoy haciendo bien? Avanzo hacia la puerta y la abro. Su
visión me duele, me duele demasiado y en un acto desesperado, intento cerrar la puerta mas mi enemigo se
impone y logra opacar la poca fuerza que mis frágiles brazos dan. Caigo en el
suelo y me arrastro hasta la esquina más alejada, donde intento esconderme
entre mis extremidades superiores. Siento su presencia, la siento y cada vez
más cerca. Las lágrimas vuelven a hacerme compañía esta vez acompañadas también
por el dolor y el miedo. Se acerca hasta tal extremo que puedo sentir su cálido
aliento en mi piel desnuda. Me roza con una mano. Instintivamente me aparto e
intento correr pero acabo en la cárcel de sus brazos. No alzo la cabeza mas no
puedo negarme ante la situación. Me dejo hacer, le dejo besarme, pero las
lágrimas no me abandonan en ningún momento.
<<Perdonar es un arte de sabios, yo no lo soy>>
12 comentarios:
Increible, me encanta :3 jaja es una entrada muy bonita, te ha quedado muy bien, es muy bonita ^^
Me encanta y eso es poco para decirlo la verdad :)
Tengo que admitir que yo tampoco soy muy buena en eso de perdonar.
Un beso! May R Ayamonte∞
Me cuesta perdonar, puedo llegar a ser muy rencorosa. Me ha encantado la entrada ;)
-E.
Me cuesta muchísimo perdonar, debo reconocerlo, tal vez sea rencorosa, pero siempre me he sentido muy a gusto con mis decisiones, aún así, como has descrito, yo también me he dejado hacer en algunos momentos, mientras me hacía pezados.
Sin embargo, un día leí una frase que me hizo recapacitar y me marcó: " A veces, darle a alguien una segunda oportunidad es como darle una segunda bala para su pistola, porque ha fallado el primer disparo"
¡Hola!
Pasaba por aquí, y no podía irme sin antes comentarte... que me gusta el título de tu blog. Y es cierto que a muchos nos cuesta perdonar.
Desde ya te sigo,y tú? Sería un gusto!
Nos vemos.
Un abrazo.
Gracias ^^ Me alegra que te guste!
Gracias :)
Yo bueno... depende de la gravedad ^^
Gracias :)
Lo importante es sentirse bien con uno mismo sino nada de lo que haces tiene sentido.
Esa frase que has puesto tiene toda la razón. Es la primera vez que la oigo y no creo que se me olvide ^^
Jaja gracias ^^
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