Capítulo 1

Los latidos de mi corazón retumban contra mis costillas produciendo un sonido hueco que abarrota mis oídos. Los nervios están comenzando a aparecer pero les obligo a esconderse tras una capa de confianza muy fina pero que resiste cada ataque contra ella.

Avanzo con una seguridad fingida por los verdosos pasillos de mi “prisión” personal, de este infierno con salida pero que ahora mismo me es imposible traspasar.

Multitud de ojos sedientos me observan en la lejanía. Son miradas hambrientas de carne nueva, pero yo no voy a ser su próxima fuente de alimento.

Tras varios minutos vagando, una puerta de madera con la cerradura rota y una capa de pintura desgastada aparece frente a mí. Permanece semi-cerrada y de ella se escapan sonidos que segundos más tarde identifico como voces.

Inspiro profundamente antes de colocar una mano sobre la puerta. La empujo suavemente y una sala que desprende un desagradable olor y una sensación de encierro asfixiante aparece ante mis ojos.

La estancia en la que me encuentro tiene las paredes teñidas de un triste color grisáceo aumentado por la intensa luz blanca que emiten  los fluorescentes. El espacio es grande pero las treinta mesas cubiertas de garabatos y las sillas que las acompañan crean la ilusión de empequeñecimiento.

Los alumnos se encuentran divididos en grupos por toda la sala; unos en la puerta, otros en la pizarra, otros en las ventanas…

Avanzo discretamente pasando desapercibida hasta llegar a mi mesa donde otra persona se escode del mundo tras un libro de biología.

Pinto una sonrisa decidida en mi rostro y me siento al lado del pilar que sostiene mi mundo.

Ella es Carlota, inocente, introvertida y con un matiz un tanto sarcástico en cada frase dicha por sus labios. Su cabello oscuro llega hasta la mitad de su espalda y gracias a su flequillo, su mirada se mantiene oculta de los ojos de los demás.

La visión que tiene el resto del mundo es completamente errónea. La toman por una rata de biblioteca, por una pobretona extranjera y por una víctima fácil.

Ahí es donde entraba yo. Una chica del montón pero con una personalidad explosiva, extrovertida y con demasiada confianza en sí misma.

Nos complementábamos la una a la otra.

-Hey-saludo alegremente. Observo como desvía la atención del libro y, al verme, una sonrisa se extiende por su rostro mientras me devuelve el gesto.

-Hola-

A partir de ese momento comenzamos una charla bastante amena hasta que él llega.

Viste su típica cazadora oscura y una gran sonrisa malévola en sus labios. Todos le saludan efusivamente mientras intento deshacer el nudo que se ha creado en mi garganta.

Me mira sin dar rodeo alguno y avanza decididamente en mi dirección.

Noto como Carlota me sujeta la mano que está cubierta por una fría capa de sudor.

Mis ojos no se desvían de ella hasta que ese individuo se para a escasos centímetros de mí. 

***

No saquéis conclusiones todavía porque seguro que todas son erróneas ^^ No creo que nadie sea capaz de adivinar el motivo de su comportamiento y mucho menos qué rumbo cogerá la historia.  

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